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El patriota

Más que hablar de su muy rica y larguísima trayectoria política, me gustaría hablar de Porfirio como de un amigo que conocí hace muchos años y de quien escuchaba un sinnúmero de anécdotas.

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El patriota

"¿Cómo te gustaría morir, Porfirio?", le preguntó la periodista mexicana Silvia Lemus, al terminar su entrevista en el canal 22. "Como un patriota. Sí, como un patriota", repitió como para afirmar lo dicho. Finalmente así sucederá, cada vez que evoquemos a Porfirio Muñoz Ledo, lo haremos como un gran patriota, un político cuya una de sus tantas obsesiones era la democracia.

Más que hablar de su muy rica y larguísima trayectoria política, me gustaría hablar de Porfirio como de un amigo que conocí hace muchos años y de quien escuchaba un sinnúmero de anécdotas. Recuerdo que en los ochenta y noventa, no había reunión entre priistas o perredistas en que no se narrara una experiencia vivida a propósito de este político tan divertido, excéntrico e imprevisible. Se contaban tantas anécdotas tan surrealistas que me preguntaba si en realidad habían sucedido o si no eran producto de la imaginación de aquellos que decían conocerlo muy bien. "¿Sabían que cuando Porfirio llega a un restaurante ya sea en Nueva York o en París, saluda a los comensales alzando los brazos con la palma de las manos hacia él como si se tratara de un mandatario saludando a su pueblo?". "¿Sabían que desde que era niño ya ganaba premios de oratoria en el colegio Rosa Luxemburgo donde por cierto conoció al hijo del entonces Presidente, Lázaro Cárdenas?". "¿Sabían que Porfirio ha leído en francés a casi todos los Enciclopedistas?". "¿Sabían que en el fondo estaba muy orgulloso de su nombre de pila, porque decía que le llamaba más la atención el presidente Díaz que el presidente Juárez?". "¿Sabían que la policía motorizada lo persiguió en Nueva York porque siempre manejaba con exceso de velocidad y con varias copitas encima?". "¿Sabían que Porfirio construía oralmente sus discursos bajo la regadera?". "¿Sabían que Porfirio era invitado frecuentemente a la casa de campo de Francois Mitterrand, presidente de Francia, con quien entabló una amistad muy cercana y que lo mismo sucedía con el secretario de Cultura e intelectual francés André Malraux?". "¿Sabían que Porfirio siempre anda armado?". "¿Sabían que Porfirio se siente galán porque, según él, es inspirador de grandes pasiones porque rollero mata carita?", etcétera, etcétera. Sus amigos de toda la vida eran Carlos Fuentes, Víctor Flores Olea, Sergio Pitol y Carlos Monsiváis, entre otros muchos. Porfirio era el invitado ideal, gracias a su espléndida memoria y a su facilidad de palabra, se convertía con toda facilidad en el alma de las reuniones. Porfirio se casó tres veces, de cuyas mujeres se divorció. Algo me dice que mi amigo no era una perita en dulce, pero era muy divertido, con mucha chispa e ingenio, pero sobre todo, cultura.

Porfirio era todo menos mediocre y corrupto. Era tan brillante que aseguraban que su inteligencia no brillaba, sino que era fosforescente, por eso provocaba tantas envidias, pero sobre todo le tenían miedo. Decía lo que pensaba pero siempre recurriendo al sarcasmo y al humor; era buenísimo poniendo apodos y narrando sus propias aventuras con mucha sal y pimienta. Decía que la mejor etapa de su vida fue cuando era presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas entre 1980 y 1981. Cuentan que se hizo muy amigo del secretario general de la ONU, Kurt Waldheim.

Por las entrevistas que concedió en sus últimos años, advertí a un hombre con cierto grado de frustración. Qué hubiera dado por haberse convertido en presidente de la República porque su verdadero amor siempre fue la patria, era para él la más deseada de todas las novias que tuvo a lo largo de su vida. Ha de haber sido horrible que después de haberla cortejado desde muy joven, finalmente se casara con otro que ciertamente no la está haciendo feliz, ¡¡¡ojalá se divorcien!!! Hemos de decir que al entregarle la banda presidencial como presidente de la Cámara de Diputados, López Obrador jamás recibió, ni habló con Porfirio Muñoz Ledo a pesar de haber luchado juntos por la misma causa. Seguramente esta acción la vivió el ex legislador como insulto, especialmente después de haber perdido, por diversas triquiñuelas la presidencia de Morena contra el inútil y mediocre Mario Delgado.

Sí, Porfirio Muñoz Ledo fue un patriota. Se le va a extrañar.

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