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Guía de lectura nro. 536

Si alguna vez lo perdido de Alí Rendón

A pocos años de haber llegado al Bajío conocí a Alí Rendón cuando presentó en Irapuato su libro de cuentos La realidad con capacidades diferentes, publicado en 2013 por Pictographia, una editorial de vida efímera sita en la ciudad de Zacatecas.

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Si alguna vez lo perdido de Alí Rendón

A pocos años de haber llegado al Bajío conocí a Alí Rendón cuando presentó en Irapuato su libro de cuentos La realidad con capacidades diferentes, publicado en 2013 por Pictographia, una editorial de vida efímera sita en la ciudad de Zacatecas. A partir de entonces hemos coincidido en eventos y presentaciones. Incluso fuimos compañeros en el Seminario para las Letras Guanajuatenses de 2020 bajo la tutela de Geney Beltrán. De su trabajo siempre he admirado la capacidad para conjuntar poesía y narrativa. Su interés por indagar en los márgenes de la realidad y de reventar las situaciones cotidianas hacia zonas inesperadas. 

En la feria del libro de Celaya del año pasado, tuve oportunidad de conocer su nuevo libro de cuentos, precedido en el interín por dos poemarios y una novela. Si alguna vez lo perdido (Periférica, 2023) reúne 26 relatos de muy variada extensión (no había mencionado su gusto por la microficción) fruto de la madurez literaria de un escritor que emplea su poética para liberar a los personajes del peso abrumador de la realidad y del lenguaje corriente. Al explorar escenarios diversos, como el estacionamiento de una escuela, los márgenes del río Bravo o un futuro que recuerda el de Crepúsculo mecánico de Antonio Berumen (Guía 483, Tachas 516), Rendón pone a prueba nuestra capacidad de asombro pues sus metáforas y símbolos pueden ser tan chocantes como enternecedores. Como una muestra de esto último, con la venia del autor, comparto esta pequeña joya de ternura:

En el circo

Jazmín amaba, con toda su fuerza de niña, los actos aéreos de su padre en el circo; aunque el hombre decía que estaba enfermo de los mismo que las nubes negras.

A Jazmicita le entristecía que su padre estuviera muriendo con todas las acrobacias apagándose en el cuerpo. 

Por su niña, el hombre pedía salir disparado de un cañón de circo que apuntara a la despedida del último asombro.

El papá de Jazmín murió. El acróbata nunca fue disparado por un cañón de circo. 

La orfandad adulta le dijo a ella que dejara de mirar en los charcos. 

Jazmín recuerda su niñez. Está a punto de llorar. 

Un día, su vejez vendrá a decirle; “Mira a través del agua, acuérdate que los charcos son agujeros para espiar al circo de las nubes”. 

Se escuchará un trueno a lo lejos. Para Jazmín será idéntico al de un cañonazo de circo.

Si le interesa el libro, puede comprarlo en línea

 

Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

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