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CON ACENTO DE MUJER

Cómplices de la delincuencia, Lourdes Casares de Félix

Estamos preocupados por la situación de inseguridad que prevalece en Guanajuato y en muchos estados del país. El temor a ser víctima del crimen organizado se encuentra latente.

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Cómplices de la delincuencia, Lourdes Casares de Félix
Lourdes Casares de Félix.

Estamos preocupados por la situación de inseguridad que prevalece en Guanajuato y en muchos estados del país. El temor a ser víctima del crimen organizado se encuentra latente. Nos quejamos, reclamamos, pero no nos damos cuenta o no nos importa cuando apoyamos a que la economía criminal crezca. Empecemos por entender cómo se estructura esta economía. Dentro de la magna diversificación se encuentran los mercados ilegales como las drogas, trata de personas, combustible, medicinas y el control de tianguis. Así también se apoderan de mercados legales controlando la minería, construcción, alcohol, cigarros, transporte, ganado y cosechas de aguacate y limón. Entre las actividades que realiza la delincuencia que afectan frecuentemente a familias y empresas se encuentran los robos, los delitos de fraude que pueden parecer inofensivos como el seductor dedicado al robo de personas con fines de trata,  compras de productos en línea que nunca llegan, suplantación de identidad para realizar fraudes, extracción de datos para utilizarlos como chantaje hacia las víctimas para obtener ganancias financieras, secuestros, extorsiones y robo a transporte público, por citar algunas actividades que atentan contra la vida y propiedad privada.

La delincuencia y la violencia dañan la economía y limitan el crecimiento y desarrollo económico. El turismo, el comercio formal, la inversión extranjera y la llegada de empresas se ven perjudicadas con la presencia de la delincuencia organizada.

Las rentas públicas son operaciones delincuenciales menos escandalosas pero que constituyen afectaciones al manejo de la economía gubernamental, tales como los robos al Banco del Bienestar, obras públicas municipales y estatales, así como el control de programas sociales con fines de desvío de recursos.

Nos damos cuenta que toda esta multiplicidad de acciones conforman un emporio económico. Sin embargo la ciudadanía tiene responsabilidad cuando participa e impulsa el engranaje. ¿Qué tiene de malo comprar un espejo o un rin de carro en un mercado? ¿A quién le haces daño? Parecería que sólo la industria automovilística podría ser la única afectada pero en realidad se fortalece el mercado criminal. En algunos tianguis o en la calle puedes encontrar productos muy baratos y promociones increíbles de juguetes, relojes, y hasta bolsas de papas fritas al “tres por uno” pero lo malo es que esos productos son robados y como no tuvieron ningún costo cualquier entrada de dinero es ganancia. Cuando una ballena salta en un espectáculo, su entrenador la gratifica con un pececito. Es obvio que con algo tan pequeño no se puede alimentar, pero si constituye un estímulo para que haga su pirueta. Así con la delincuencia organizada y las pequeñas compritas de precios bajos.

La diversificación criminal captura a las instituciones estatales; se genera impunidad, se expande el control territorial y la sociedad indefensa queda sometida fortaleciendo al crimen organizado. Se legitima y normaliza el nuevo estado de las cosas.

Como sociedad podríamos actuar con la responsabilidad ética de la que habla Max Weber procediendo con responsabilidad civil y exigiendo la ética política, la penal y la administrativa para lograr una convivencia pacífica y armoniosa.

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