Con motivo del 24 de febrero, la semana pasada fui invitado a la celebración de los honores a la bandera en el Colegio Guanajuato, cuya directora es la maestra Leticia Villegas Nava. Estuvieron presentes todos los alumnos y alumnas de esa institución educativa, desde los más pequeños de primaria hasta los de bachillerato.

El evento se desarrolló bajo un entorno muy solemne, con la participación de las bandas de guerra y diversas escoltas del colegio, pero sobre todo con una extraordinaria dosis de civismo y acato hacia nuestros símbolos patrios: la bandera, el escudo y el himno nacional.

La alcaldesa Alejandra Gutiérrez también fue invitada al evento, y fue a través de ella que algunos alumnos pequeños tuvieron la oportunidad de expresarse, siendo altamente motivador lo que la mayoría de ellos mencionaron sobre los problemas de la ciudad, destacando el respeto hacia los demás, el cuidado del agua y de los animales, así como la ayuda al prójimo.

Hoy en día, cuando nos encontramos pasando por una etapa en la que parece prevalecer la ideología de las minorías, es realmente inspirador que todavía existan instituciones que forjan y educan a sus alumnos bajo los cimientos del respeto y amor a su patria y a su comunidad.

Creo que es necesario revertir esas corrientes de pensamiento que hoy en día imperan en muchos jóvenes que los mantiene hundidos en la apatía por lo que acontece a su alrededor, aún y cuando de ellos depende el país que podrán disfrutar o padecer cuando sean adultos; de hecho, pareciera que ni siquiera les interesa que alguien trate de arreglarles su futuro.

Ideologías como la de “ganar mucho y trabajar poco”, que actualmente pregonan muchos jóvenes, solo los están llevando a posiciones en donde al final terminan siendo dependientes y sin haber forjado un patrimonio. La palabra “esfuerzo” pareciera estar fuera de su vocabulario.

Una niñez y juventud sin una firme base cívica, educada y bien formada acaba confundiéndolos entre lo que representa una sociedad igualitaria y respetuosa de los demás, y lo que hoy estamos permitiendo al otorgar espacios sobrerrepresentados para las minorías, y por supuesto que no estoy diciendo que estas últimas sean ignoradas ni muchos menos discriminadas, al contrario, deben ser visualizadas, pero encontrando su justa proporción respecto de las mayorías.

Hoy la sociedad, incluyendo sus autoridades, vivimos una crisis de valores que nos llevan a veces a los absurdos o a las incongruencias, ¿o cómo se le puede llamar a la aprobación de una Ley de la Diversidad Sexual apoyada por un partido conservador desde su fundación, prevaleciendo el pragmatismo y conveniencia política, por encima de sus principios? No estoy en contra de esa ley, pero sí estoy en contra de la incongruencia de pensamiento.

Una mentalidad débil desde la primaria solo genera miedos en los jóvenes, que al final se convierte en inseguridades al tomar las decisiones de adultos. De ahí las tendencias hacia la discriminación, que por supuesto no debe permitirse, pero que ha sido aprovechado para que las minorías encuentren espacios de participación que exceden su real representación, solo falta observar lo que están decidiendo las autoridades electorales, quienes hoy exigen a los partidos dar espacios garantizados para sectores de la sociedad que sobrepasan su proporción en la población.

En lo personal, ver a todos los alumnos de un colegio rendir respeto hacia nuestro México me parece algo sumamente esperanzador, que llama mi reflexión sobre lo que nos depara el futuro como País, solo esperemos que no sea muy tarde para darnos cuenta.

LALC