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Un libro te está esperando

La epopeya de Gilgamesh (Capítulo 4)

¡Saludos afortunados! Está usted leyendo el capítulo cuatro de la desconocida leyenda de la primera obra literaria de la humanidad escrita en escritura cuneiforme hace aproximadamente 6024 años. Se llama la leyenda del Rey Gilgamesh. 

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La epopeya de Gilgamesh (Capítulo 4)

¡Saludos afortunados! Está usted leyendo el capítulo cuatro de la desconocida leyenda de la primera obra literaria de la humanidad escrita en escritura cuneiforme hace aproximadamente 6024 años. Se llama la leyenda del Rey Gilgamesh. 

Antes quiero comentar varias ideas: Ser lector es alguien que ha adquirido el hábito de la lectura, que ha hecho a los libros sus amigos y que se da la oportunidad de gozarlos. Que ha empezado a realizar en su mente enlaces neurológicos y que está ayudando a que su inteligencia crezca. El que es lector porque tiene el hábito de la lectura convierte los libros en sus compañeros de viaje por esta vida. Sin darse cuenta ha convertido a los libros en herramientas intelectuales. 

Ahora sí, siéntase afortunado en disfrutar parte del capítulo cuatro de este libro vetusto que sigue vivo y que sigue dando momentos de placer literario de alta calidad. Emocionante de verdad. El libro comenta lo siguiente:

“LA BUSQUEDA DE LA VIDA ETERNA: Gilgamesh lloró amargamente por su amigo Enkidu; vagó por el desierto y por las llanuras como un cazador; y en su amargura gritó: ¿Cómo puedo descansar? ¿cómo puedo estar en paz? La desesperación está en mi corazón. Lo que mi hermano es ahora, eso seré yo cuando esté muerto. Como temo a la muerte, iré lo mejor que pueda a buscar a Utnapishtim, a quien llaman el Lejano, pues ha entrado en la asamblea de los dioses. Así que Gilgamesh recorrió el desierto, vagó por las praderas en un largo viaje, buscando a Utnapishtim, a quien los dioses se llevaron después del diluvio; y lo pusieron a vivir en la tierra de Dilmun, en el jardín del sol; y solo a él de todos los hombres le dieron la vida eterna.

Por la noche, cuando llegó a los puertos de montaña, Gilgamesh rezó: . Cuando hubo rezado se acostó a dormir, hasta que se despertó de un sueño. Vio a los leones que lo rodeaban gloriándose de la vida: Entonces tomó su hacha en la mano, sacó su espada del cinturón, y cayó sobre ellos como una flecha de la cuerda, y los golpeó, destruyó y dispersó. Así que al final Gilgamesh llegó a Mashu, las grandes montañas de las que había oído hablar mucho, que guardan el sol naciente y el poniente. Sus picos gemelos son tan altos como el muro del cielo y llegan hasta el inframundo. En su puerta montan guardia los Escorpiones, mitad hombre y mitad dragón; su gloria es aterradora, su mirada golpea la muerte en los hombres, su halo resplandeciente barre las montañas que guardan el sol naciente. 

Cuando Gilgamesh los vio, se tapó los ojos solo por un momento; luego se armó de valor y se acercó. Al verlo tan imperturbable, el Hombre-Escorpión llamó a su compañero: -Este que viene a nosotros ahora es carne de los dioses. El compañero del Hombre-Escorpión respondió: -Dos tercios son dioses, pero un tercio es hombre. Entonces llamó al hombre Gilgamesh, el hijo de los dioses: -Por qué realizas un viaje tan grande?¿Por qué has viajado tan lejos, cruzando las  peligrosas aguas? Dime la razón de tu venida...” Nos leeremos en la próxima. 

El Pilón Filosófico: “Algo importante debe estar escrito en los libros milenarios. También por algo algunos libros Best Sellers se convierten en Long Sellers”. 
Editorial: Aubiblio. Precio: $ 330. Capturista: Mónica Caballero.

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