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Narcopresidente

El asunto tiene una peligrosa vertiente política y puede servir no solo para pegarle al presidente, como él piensa, sino como bandera antimexicana en la elección de este año en Estados Unidos.

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El miércoles, entre las burlas y las descalificaciones por las piezas periodísticas publicadas en Deutsche Welle, por Anabel Hernández y ProPublica, por Tim Golden, sobre la presunta financiación del Cártel de Sinaloa a su campaña de 2006, el presidente López Obrador dijo que era una estrategia de ataque vulgar, una campaña para que, en el marco electoral de ambas naciones, fuera señalado como ¡narcopresidente!

López Obrador piensa que todo gira a su alrededor, es para muchos evidente el hubris que pesa en su seno, el presidente reconstruye la historia a su arbitrio y capricho, siempre es él la víctima y el héroe, el hombre contra el mundo. Su narcisismo ya aburre por predecible, nadie lo cuestiona en su homilía, nadie le contrasta, nadie le muestra un poco de realidad.

Creo que el Andrés Manuel de hace muchos años, el luchador social aún no enfermo de hubris, habría aprovechado la oportunidad de los artículos para subirse a una lucha política que superara el reproche, sí, cierto que no culpó ni a los periodistas ni a los medios, ¡enhorabuena!, sino al gobierno de Estados Unidos al que le exigió aclarar la investigación de la DEA.

El miércoles, en mi programa de MVS Noticias, hablé con Mike Vigil, exjefe de operaciones de la DEA, para conocer su opinión sobre las revelaciones en torno al Cártel y a la campaña de López Obrador, Vigil ha sido un crítico de la estrategia de seguridad del presidente y de su reticencia a la cooperación con la agencia estadounidense, sin embargo, me dijo que probar las acusaciones vertidas contra el presidente sería casi imposible, incluso si colaboradores suyos hubieran recibido el dinero es probable que López Obrador no lo supiera nunca, señaló.

La entrevista está disponible en este enlace para su abierta consulta: https://youtu.be/PeLi6RpgenU

En la mañanera de ayer, el presidente acusó que algunos periodistas tienen, ¿o tenemos?, vínculos con agencias estadounidenses, algo así como si fuésemos espías o algo peor simplemente por hacer nuestro trabajo, mismo que consiste en buscar fuentes y preguntar.

También descalificó a Mike Vigil, citando mi entrevista, aunque él mismo en esta ocasión había dado argumentos en su favor.

El presidente no leyó los artículos, él mismo lo reconoció, tal vez con un poquito de paciencia hubiera podido armar una estrategia más precisa que la simple improvisación de sus mañaneras, pero, claramente, no es su estilo.

Durante el juicio de García Luna, la defensa del ex superpolicía sentenciado por sus nexos con la mafia, intentó salpicar al presidente, pero el juez Brian Cogan, desestimó la acusación por notoriamente carecer de sustento y sentido.

Empero, es claro que existió, o que existe, una investigación activa de las autoridades norteamericanas sobre la posible financiación de los narcos a López Obrador, incluso ayer Anabel Hernández reveló en mi programa que podrían existir videos con conversaciones del macabro asunto entre Nicolás Mollinedo, el exchofer del presidente y Mauricio Soto Caballero, empresario que fue arrestado en Estados Unidos, convertido en informante y luego liberado.

El asunto tiene una peligrosa vertiente política y puede servir no solo para pegarle al presidente, como él piensa, sino como bandera antimexicana en la elección de este año en Estados Unidos.

Tal vez no baste solo negar en la mañanera.

De Colofón

Entre las tantas reformas que mandará López Obrador al Congreso, se incluye la de prohibir los vapeadores al considerarlos casi de peligro similar al fentanilo, la cocaína o la heroína. Una exageración que terminará, como las otras reformas, bateada.

Se ha probado en varios países que el vapeo es significativamente menos dañino que el cigarro de combustión tradicional, pero López-Gatell aprovechó un tema en la intimidad del presidente para convencerlo de su peligro y venderle otro molino de viento.

Y todavía faltan 242 días para que termine el sexenio.

 

@LuisCardenasMX 

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