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Perspectiva

Ricardo Salinas Pliego vs. Palacio

El ministro Luis María Aguilar tiene en sus manos un caldero. Será casi imposible que pueda aguantar hasta fin de sexenio para darle una respuesta favorable a Salinas Pliego

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Ricardo Salinas Pliego vs. Palacio

Alguna vez escuchamos a Arturo Elías Ayub, director de la Fundación Telmex, mencionar los límites de los empresarios frente al poder, incluso de los más acaudalados. Decía que en México había un símbolo que debía ser intocable y era “El Águila”. 
Elías Ayub, el influencer más respetado entre los emprendedores, tiene razón. Para cualquier líder del sector privado resulta complicado un enfrentamiento directo con el portador del símbolo patrio. Desde lejos no se ve lo que puede implicar en México un choque directo con el portador de ese símbolo.
Su suegro, Carlos Slim Helú, tiene y tuvo una cercanía directa con todos los presidentes, incluso con Andrés Manuel López Obrador a pesar de la distancia ideológica que guarda con él. Hoy muchos lo critican porque lo consideran aliado de Palacio, porque no se rebela como lo han hecho otros de menor calado. 
Lo que no saben quienes desean ver un rompimiento entre el hombre más rico del País y el político más poderoso, es que un desencuentro a nadie conviene. Siempre es mejor que haya personas sabias, prudentes y siempre sensatas al lado de quien lleva el timón del País. Cuando escuchamos -en pocas ocasiones desafortunadamente- a Slim, comprendemos porqué ha logrado tanto en su vida. 
Los ingenuos creen que su cercanía es por defender su imperio (que es algo legítimo) o por sacar ventajas del gobierno. Él está más allá del bien y del mal. Su principal interés debe ser la preservación del empleo en sus empresas, la continuidad en la generación de valor y la transición serena de sus bienes a sus herederos. 
En cambio Ricardo Salinas Pliego, el magnate de Banco Azteca y Elektra, emprendió una guerra santa contra los libros de texto y la senadora Citlalli Hernández. Dedica su tiempo (y el de su equipo de redes sociales) a trepar su audiencia en X (Twitter). Da lecciones gratis de capitalismo neoliberal y rechaza la alta burocracia y los impuestos.
Salinas Pliego encontró eco en los segmentos más radicales de la derecha conservadora, se hace llamar “tío” y profiere insultos, desplantes de su riqueza y renovados ataques a todos los funcionarios que no lleven el apellido López Obrador. 
Ahora está enfrentado con su antiguo amigo el presidente. Lo que antes era una cercanía de grado “consejero” se ha convertido en una colisión con “El Águila”. Lo que antes era una relación fructífera con el reparto de tarjetas del bienestar, hoy será un gran show mediático.  Un encuentro muy desigual si se toman en cuenta todos los mecanismos que tiene Palacio para descomponer a quien cae de la gracia del mandatario.
Un juicio por 25 mil millones de pesos entre el SAT y Elektra aguarda sentencia en la Suprema Corte de Justicia, institución que tiene distancia, rencores y temores con “El Águila”. El ministro Luis María Aguilar tiene en sus manos un caldero. Será casi imposible que pueda aguantar hasta fin de sexenio para darle una respuesta favorable a Salinas Pliego, y si lo hace antes de un año en contra de Elektra, al empresario le habrá costado un buen tajo de su fortuna el pleito. 
Los fanáticos de la 4T sugieren quitarle la concesión de TV Azteca, algo que sería un atropello sin sentido. Miembros de Morena no querrán un enfrentamiento con el medio de comunicación porque podría afectarles en las elecciones del 2024. 
En seis años las cosas han cambiado mucho para los cercanos al presidente.

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