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Bye, Bye, PRI…

¿Qué vamos a hacer sin el partido "Revolucionario Institucional" que ha acompañado a muchas generaciones de mexicanos y mexicanas?

Escrito en Opinión el
Bye, Bye, PRI…

Cuando nací, el PRI seguía allí… Y ahora resulta que está a punto de morir… ¿Qué vamos a hacer sin el partido "Revolucionario Institucional" que ha acompañado a muchas generaciones de mexicanos y mexicanas? Por lo que a mí se refiere escribí tanto sobre el PRI que hasta vergüenza me da. Tengo varios libros con la recopilación de textos en los que hablo de este partido desde 1982. De vez en cuando los releo y no sé si reír o llorar. Al PRI y a los priistas me los imaginaba de mil maneras: con el psicoanalista, en diferentes categorías, con sus pesadillas, frustraciones y fantasías. Igualmente me ocupaba de sus esposas, amantes, traiciones y hasta de sus inexplicables fortunas. En septiembre de 1988, escribí un texto para La Jornada cuando Manuel Bartlett, ahora funcionario de la 4T, era secretario de Gobernación, y se acaban de celebrar las elecciones intermedias.

"¿Qué opina de las pasadas elecciones?", le preguntó Jacobo Zabludovsky.

"Extraordinariamente limpias", contestó el secretario.

"La respuesta fue dicha con tal contundencia que el mismo conductor del noticiario, con todo y sus tablas, se quedó de a cuatro. Y la que esto escribe de a dieciséis. Con cuánta gallardía y frescura aparecía el Sr. Bartlett en la pantalla de televisión. Todo brillaba en él: sonrisa, ojos. Su imagen era impecable". Al final del texto repito una serie de "¡vivas!", entre ellas, la renovación moral, la democracia, el pluralismo y el PRI. Tres años después se caería el sistema con los mismos actores, dándole el triunfo a Carlos Salinas de Gortari.

Ya como Presidente electo, escribí un texto llamado "Los salinistas", por categorías escuchemos de nuevo lo que dijo Manuel Bartlett: "Mi adhesión franca al hombre de pensamiento revolucionario, de inteligencia superior, al hombre político", dijo refiriéndose a Salinas de Gortari. Lo curioso es que dice algo semejante de Andrés Manuel López Obrador.  Qué político tan cínico y tan poco honesto.

En el libro Los grillos y otras grillas no hay priista que se salve, o es corrupto, o es mentiroso, o es prepotente o es un inútil. El tono de todos los textos es satírico, con ánimo de denuncia. Se diría que se trata de una obra escrita hace siglos, no obstante, cuando hablo del "dedazo", se parece mucho a la selección de los candidatos llamados "corcholatas". El priista "grillo nostálgico" se parece mucho a Alito y a los que acaban de renunciar al partido: "Estos grillos sufren un poco de paranoia ya que se la pasan entre dos priis, el de antes y el actual. A pesar de ello, les llegan momentos de profundas nostalgias por el primero. Extrañan la época cuando se podían robar las urnas a mano armada, al auténtico 'tapadismo', a los discursos retóricos, a las típicas demagogias, a los regalos de antes como los relojes de oro de súper lujo, a las decenas de guaruras, a los viajes en clase premier, a las estancias en las suites de hoteles cinco estrellas de París, hasta a la corrupción de los sesentas y a las grillas de la vieja usanza". Hemos de decir que muchos morenistas que vienen del PRI todavía adoptan estas costumbres. 

Qué manera de haberme involucrado como escritora con los priistas. Creo haber establecido con algunos de ellos una relación de amor y odio. Me parecían tan surrealistas y tan "rolleros", que siento que los voy a extrañar. Nunca imaginé que un buen día iban, poco a poco, a desaparecer. Cuántas veces no tuve pesadillas con el Partenón del Negro Durazo, con los derroches de Hank González, con la interpretación de la canción "Motivos" de Ramón Aguirre, con la osamenta de La Paca, con la huelga de hambre de Carlos Salinas de Gortari, con la desaparición del diputado Muñoz Rocha, con los ángeles de Chapa Bezanilla, con la falta de "cash" de Ernesto Zedillo, con las frases de Fidel Velázquez, con el folklore del ex gobernador de Guerrero Rubén Figueroa, con las boletas escondidas de las elecciones presidenciales en el sótano del Senado, etcétera, etcétera.

Celebremos la caída del PRI de antes, que tanto robó, engañó, manipuló y destruyó. Quién nos iba a decir que ahora se necesita este partido tan kafkiano para derrotar a otro partido, Morena, que posee las características y se asemeja a ese PRI en agonía.

No nos queda más que cantarle con una cierta nostalgia: bye, bye, viejo PRI…

 

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