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Despostillado

En un incómodo limbo se quedó Omar García Harfuch tras las encuestas de Morena para decidir a sus candidatos a gobernar en nueve entidades.

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Despostillado

EN UN incómodo limbo se quedó Omar García Harfuch tras las encuestas de Morena para decidir a sus candidatos a gobernar en nueve entidades.

GANÓ la encuesta, pero la orden del INE ratificada por el Tribunal Electoral de que los partidos deben postular a cinco mujeres y cuatro hombres, lo dejó en la posición de ceder su sitio a Clara Brugada.

EN LOS HECHOS, García Harfuch arrancó con una amplia ventaja que fue desapareciendo durante una precampaña que se vio marcada por la rebelión de morenistas capitalinos que apoyaron a Brugada.

AHORA, falta ver qué decisión tomará Claudia Sheinbaum con respecto al policía al que convirtió en político y que, más que un activo para sus aspiraciones presidenciales, podría terminar como un lastre.

DICE el refrán: "Jarrito nuevo, ¿dónde te pondré?; jarrito nuevo, ¿dónde te tiraré?". Falta ver si García Harfuch es tratado como jarrito nuevo aunque esté despostillado... o como un mero tepalcate.

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DONDE van a terminar a camotazos es en Puebla, pues Ignacio Mier no quiere aceptar que Alejandro Armenta le ganó la encuesta.

FALTA ver de qué tamaño es el berrinche pero, por lo pronto, ayer se fue dando portazo y diciendo que revisaría con sus bases para decidir qué camino tomará. ¡Moles!

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NO ES por intrigar, pero el empate técnico en las encuestas morenistas en Veracruz dejó muy mal parada a Rocío Nahle.

A PESAR de la amplia difusión de su imagen con los videos semanales que se presentaban en la mañanera sobre la refinería de Dos Bocas y de ser una de las consentidas de Andrés Manuel López Obrador, apenas le alcanzó para ganarle a Manuel Huerta.

MAL PUNTO de arranque para la exfuncionaria que, sumado a la mala gestión del gobernador morenista Cuitláhuac García, deja abierta la puerta para que el bloque opositor encabezado por el PRI dispute seriamente una entidad en la que parecía imposible que el priismo volviera tras los años negros de Javier Duarte.

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SE RESBALÓ Xóchitl Gálvez al comparar a Alejandro "Alito" Moreno con otros malos priistas a quienes no llamaría para su gabinete.

CON TODO y que rápido buscó corregir y argumentó una confusión, el hecho de que al hacer la lista de los que ella califica como una bola de oportunistas le saliera luego luego el nombre de "Alito" dejó mal sabor de boca entre los cercanos al dirigente nacional del PRI.

¿QUÉ diría Sigmund Freud sobre ese lapsus? Es pregunta para la hora del diván.

Gsz

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