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¿Twitter, bueno, X, puede sobrevivir a Elon Musk?

¿Qué se necesita para destruir un nexo (un lugar, real o virtual, al cual la gente va porque espera encontrar a otros con quienes interactuar)?

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¿Twitter, bueno, X, puede sobrevivir a Elon Musk?

¿Qué se necesita para destruir un nexo (un lugar, real o virtual, al cual la gente va porque espera encontrar a otros con quienes interactuar)? ¿Cuánto hay que degradar su experiencia para que dejen de acudir, iniciando una especie de espiral de la muerte?
Puede que Elon Musk lo esté descubriendo.

En muchos sentidos, la tecnología moderna ha reducido de manera drástica la importancia de la distancia, no solo de la distancia física, sino también de ciertos tipos de distancia más abstractos. Nunca ha sido tan fácil interactuar con personas de distintos países, profesiones y estratos sociales como ahora.

Pero incluso en este mundo tan reducido existen nexos sostenidos por aquello que los economistas llaman externalidades de red. Los grandes centros financieros del mundo son nexos: la gente hace negocios en Nueva York o Londres porque muchos otros hacen lo mismo. En un sentido más abstracto, el dólar estadounidense es un nexo: la gente realiza pagos en dólares y posee valores estadounidenses porque gran parte del mundo depende de esos mismos activos.

La naturaleza de los nexos que se refuerza a sí misma los hace muy duraderos. Nueva York se convirtió en la principal ciudad de Estados Unidos en gran medida gracias al canal de Erie, pero sigue siendo la metrópolis más poblada del país un siglo y medio después de que los canales dejaron de tener importancia para la economía, porque algunas empresas, en particular en el sector financiero, ven grandes ventajas en estar cerca de otras empresas de industrias afines.

En el fondo, el papel internacional del dólar refleja la misma lógica. El dólar se convirtió en la principal moneda internacional (y, en esencia, se convirtió en lo que el dinero es para otras mercancías) cuando Estados Unidos dominó la economía mundial.
El dominio económico de Estados Unidos es mucho menos llamativo hoy en día, pero la gente sigue utilizando dólares para los negocios transfronterizos principalmente porque muchos otros hacen lo mismo. Los mercados de divisas suelen implicar el cambio de divisas por dólares; los contratos se facturan en dólares para minimizar el riesgo, dado el predominio de los préstamos en dólares, y las empresas se endeudan en dólares porque sus contratos también son en esa moneda.

Y a pesar del anuncio constante con bombo y platillo sobre la inminente desaparición del papel internacional del dólar, ese papel parece ser tan fuerte como siempre.

Aunque los nexos son muy persistentes, su durabilidad no es ilimitada. Si Nueva York se convirtiera realmente en el infierno que los republicanos afirman que es, su dominio financiero podría derrumbarse. Si Estados Unidos incumpliera el pago de sus deudas como resultado de la política del riesgo, el dólar podría ser destronado.

De momento, nada de esto está ocurriendo. Pero X, antes conocida como Twitter, pronto podría ofrecer una lección de lo que se necesita para hacer implosionar un nexo.

Entre su fundación en 2006 y su adquisición por Musk el año pasado, Twitter se había convertido en una importante lugar de discusión, un lugar donde la gente que sabía algo sobre un tema podía compartir sus conocimientos. Al igual que muchos de mis colegas periodistas y académicos, yo utilizaba Twitter para enterarme de novedades interesantes. Twitter era muy importante como fuente de enlaces, tanto a reportajes serios como a nuevas investigaciones.

No quiero idealizar el Twitter de antes de Musk. Siempre hubo mucha desinformación y comportamiento antisocial en el sitio. Hace tiempo que dejé de leer las respuestas de la gente a la que no sigo, en parte porque cualquiera con un gran número de seguidores recibía demasiadas respuestas como para seguirle el ritmo, pero también porque la hostilidad intrínseca de muchos comentaristas llegó a cansar. Aun así, Twitter, usado con cuidado, era muy útil, sobre todo cuando se producían acontecimientos importantes.

Sin embargo, con Musk, la experiencia ha ido empeorando. Las marcas de verificación azules, que solían ser una forma de comprobación, se convirtieron en algo por lo que pagabas y, ahora, son a menudo una señal de que eres un trol (no, yo no pagué por la mía). Musk ha convertido la plataforma en un espacio seguro para los que niegan las vacunas, los antisemitas y otros. Y, hace poco, X empezó a eliminar los titulares de los enlaces a artículos de noticias, de modo que no es tan fácil ver de qué tratan los artículos, lo que parece trivial, pero puedo decir por experiencia que es bastante perjudicial.

La crisis del Medio Oriente ha supuesto la primera gran prueba para la plataforma Muskificada y mi percepción, compartida por muchos, es que no está superando esa prueba con éxito.

¿Es este el punto de inflexión? No tengo datos concretos, pero mi sensación es que puede que sí lo sea. Cada vez más personas a las que sigo publican material útil en otras plataformas, sobre todo en Threads y Bluesky (cuyo acceso hasta ahora es solo por invitación, pero se está extendiendo con rapidez).

Es cierto que la gente sigue buscando información en X, porque no todo el mundo aparece en los demás sitios, y mucha gente publica dos o tres veces, por lo que su material sigue apareciendo en X. Pero la cantidad de información útil en X parece estar disminuyendo, en parte porque algunos de nosotros somos reacios a actuar como proveedores de contenido gratuito para un hombre que promueve la supremacía blanca. Y la cantidad de cosas útiles en otras plataformas está aumentando a gran velocidad, lo que hace que X sea menos esencial.

Esto es exactamente lo que uno esperaría ver si X estuviera entrando en una espiral de la muerte. Se necesita mucho para destruir un nexo bien establecido, pero parece cada vez más probable que Elon Musk esté a la altura del trabajo.

@PaulKrugman


 

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