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SEGURIDAD EN SALAMANCA

Seguridad en Salamanca: A un año del ‘regalo bomba’, aún no hay justicia

Continúan sin sentencia los dos acusados por enviar un ‘regalo bomba’ a un restaurante-bar en Salamanca, matando al gerente y un socio. El negocio donde ocurrió el ataque quedó abandonado y uno de los lesionados ha padecido para retomar su vida

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Seguridad en Salamanca: A un año del ‘regalo bomba’, aún no hay justicia
El lugar de la tragedia luce abandonado, al cumplirse un año del ataque mortal. Omar Ramírez
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Seguridad en Salamanca: A un año del ‘regalo bomba’, aún no hay justicia

Salamanca, Guanajuato.- A un año de que la entrega de un “paquete bomba” cobrara la vida de dos personas, en Salamanca, las instalaciones del bar Barra 1604 lucen abandonadas, el motociclista que hizo la entrega aún tiene secuelas y los detenidos no han sido sentenciados.

El domingo 19 de septiembre del 2021 es una fecha que recuerdan empleados de empresas cercanas al bar ubicado en el bulevar Faja de Oro, a la altura de la colonia El Deportivo, “aunque no estuvimos aquí, la fecha no se olvida, siempre la tenemos presente”, mencionaron.

Ese día, cerca de las 7:15 de la noche, Daniel, un joven que recién comenzaba a trabajar en una empresa de entregas en motocicleta, llegó al lugar con una caja de regalo para uno de los socios y el gerente.

Mauricio Salvador Romero Morales celebraba su cumpleaños y junto con su socio, Mario Alberto Hernández Cárdenas, recibieron el paquete que estalló en sus manos y les quitó la vida. La explosión además provocó daños materiales y lesiones de gravedad a cuatro personas, entre ellos Daniel.

La gravedad del estallido hizo que Daniel perdiera el ojo derecho, por lo que necesita una prótesis ocular.

Algunos compañeros de trabajo mencionaron que después del hecho supieron que se cambió de domicilio y perdieron contacto con él, “en su momento le apoyamos con lo que se podía, pero ya no supimos nada después”.

En redes sociales se organizó una rifa de dos masajes relajantes para apoyar la compra de la prótesis.

Desde el momento en que ocurrió la explosión, la circulación en el bulevar fue cerrada por autoridades, mientras que elementos de Bomberos y Cruz Roja, que están a poco más de dos kilómetros de distancia, atendían a los lesionados.

“Yo iba a entrar a trabajar en la noche, pero ya ni dejaron hacer nada, reabrieron todo como a la una de la madrugada y hasta entonces dejaron pasar a los que dejaron los coches por aquí”, comentó un trabajador de un negocio cercano.

Una mujer que tiene un local de comida, dijo que en esa semana decidió no abrir “aunque yo no estaba ese día, pues se supo lo que pasó, preferí no abrir casi toda la semana por los nervios”, agregó. 

Detenidos, sin sentencia

Cuatro días después  de los hechos (el 23 de septiembre), autoridades dieron a conocer la detención de Georgina y Eduardo como presuntos responsables y posteriormente, el 27, fueron vinculados a proceso por el delito de homicidio calificado y homicidio calificado en grado de tentativa.

Mientras se desarrollaba una polémica sobre si el ataque era un caso de terrorismo o no, la Fiscalía General del Estado desechó la tesis de que el ataque estaba relacionado con el crimen organizado.

En una rueda de prensa el 23 de septiembre, el fiscal Carlos Zamarripa detalló que fue una venganza por motivos económicos, la deuda  por un negocio que salió mal, lo que desató el ataque. 

“Tenían una relación de sociedad comercial en apariencia para poder llevar a cabo el inicio del negocio de este restaurante.

También sabemos por estos testimonios que se aportó una cantidad de dinero millonario y que al final de este acuerdo no hubo una sociedad como tal porque no fue incluida en el inicio de este negocio”, informó el fiscal Zamarripa Aguirre.

A Georgina y Eduardo no se les imputó el delito de terrorismo y la investigación quedó en manos de la Fiscalía estatal.
Zamarripa detalló entonces que el domingo que ocurrieron los hechos Georgina y Eduardo viajaron con el explosivo desde Cortazar y casi a las 6 de la tarde, ya en Salamanca, le dieron el paquete a Daniel, que trabajaba para la empresa que contactaron a través de WhatsApp.

Después de la explosión, Georgina y Eduardo tomaron nuevamente un taxi para regresar a Cortazar.

Zamarripa agregó que gracias a que se pudo restablecer el teléfono de Daniel y al análisis de más de 600 horas de videos, se logró determinar cómo ocurrieron los hechos.

La audiencia en donde se determinará si la pareja recibe sentencia, será hasta el próximo 27 de febrero, mientras tanto permanecen recluidos en penales estatales.

‘Decidí perdonar y seguir adelante’

Eduardo Zapata Arredondo, guitarrista del Grupo Ámbar, sobreviviente del estallido del “regalo-bomba”, volvió a nacer el día de la tragedia.

“En ese momento habíamos terminado de trabajar, guardaba los instrumentos en el auto, pasé cerca de la motocicleta (del moto-envíos) y se activó el artefacto. 

“Quedé con múltiples lesiones en mi cráneo, mis ojos, oído derecho, quemaduras internas, daños en el torso, brazos”, compartió a un año de los hechos.

Mencionó que ya no tuvo recuerdos de ese momento, solo sintió que era auxiliado por personas que estaban en el lugar.

Después del estallido, lo más complicado fue la recuperación. 

“Me hicieron un coma inducido para poder bajar la inflamación de mi cerebro. Ese día sentía como si me estuviera lamiendo la cara un perro, pero era la sangre que salía de mi cabeza, se me abrió el cráneo y quedé muy grave”.

Señaló que con terapia ha podido recuperar algunos recuerdos. 

“Llegó la motocicleta, yo estaba subiendo los instrumentos al auto, era mi segundo viaje cuando veo salir al gerente, había confusión de para quién era el regalo ya que el gerente y el dueño cumplían años a pocos días uno de otro”.

Recordó que el “regalo” venía en una caja de madera, con flores, debido a que era muy pesado, el gerente le habló a los meseros para que se lo llevaran, fue ahí cuando estalló, estaba ahí porque me dijeron que me acercara para ver qué era”.

El tiempo se detuvo

“En el lugar no existía protocolo para bombas, inicialmente pensaron que era pirotecnia lo que había estallado, para mí el tiempo se detuvo, no veía, no podía oler, no oía lo que pasaba, solo sentía que me movían; no podía hablar”, recuerda Eduardo de sus primeras sensaciones.

“Hoy me siento bien, ya no siento dolor, puedo volver a tocar la guitarra. Me he dado cuenta que el dolor y el sufrimiento es diferente, pensaba que sufría por el dolor, pero el dolor pasó y el sufrimiento seguía, pero ese estaba en mis pensamientos, en las reclamaciones que me hacía a mí mismo por haber estado ahí, por no haberme cuidado; pero ahora ya pasó”.

Añadió que ha buscado dejar atrás el terrible incidente.

“Al inicio sentía resentimiento por las personas que lo hicieron, pero las he perdonado.

“Creo que como un regalo a mí mismo, he decido perdonar a estas personas. No sé quiénes son o por qué hicieron lo que hicieron, pero al perdonar puedo aceptar que las cosas ya pasaron, y seguir adelante por mí, por mi familia, que cada día que paso con ellos es una bendición”.

MCMH

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