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Violencia en Guanajuato

'No podemos negociar con el diablo', dice jefe de Policía de Celaya

El funcionario, un ex agente federal, dice que no es posible negociar con delincuentes que no tienen valores y está de acuerdo con el eslogan del alcalde, ‘Con todo, de frente y sin miedo’

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'No podemos negociar con el diablo', dice jefe de Policía de Celaya
Violencia en Guanajuato. Jesús Rivera Peralta, jefe de la Policía de Celaya, dice que la mitad de todos los sospechosos arrestados en Celaya tienen ahora entre 14 y 24 años. AP
'No podemos negociar con el diablo', dice jefe de Policía de Celaya
Violencia en Guanajuato. Un investigador policial recopila evidencias en el escenario de un crimen donde yace el cadáver de un atacante implicado en el tiroteo letal de un agente, en Celaya.. AP

Por Mark Stevenson, de la agencia AP, para AM Guanajuato

El crimen organizado intenta cazar a los policías de Celaya hasta someterlos o extinguirlos. Dos agentes fueron asesinados en su auto el domingo en Irapuato, la ciudad vecina, y el cártel de Santa Rosa de Lima se atribuyó la responsabilidad.

Los asesinatos de policías en México aumentaron el año pasado, a pesar de que el Presidente López Obrador afirma que las cifras generales de homicidios han disminuido bajo su gobierno.

“La seguridad de la ciudadanía no está puesta en el tema de las negociaciones. Jamás”, dice Jesús Rivera Peralta, jefe de la Policía de Celaya. “Los delincuentes no tienen valores. Los delincuentes no (los) tienen. No, no podemos negociar con el diablo. Eso es imposible”. Rivera Peralta declaró sentirse orgulloso del eslogan del alcalde Javier Mendoza Márquez: “Con todo, de frente y sin miedo”.

Escasez de policías

Bajo el enfoque del presidente, México lidia con una escasez de policías, en algunas ciudades no hay ninguno, y, al mismo tiempo, miles de expolicías federales experimentados que optaron por no unirse a la Guardia Nacional ahora están desempleados. Celaya decidió contratar a algunos de ellos.
 
Rivera Peralta, como la mayor parte de su fuerza, es exmiembro de la policía federal. Casi ninguno es de Celaya. Viven en cuarteles seguros y salen sólo a patrullar, lo que les valió el sobrenombre de “Fedepales”, una combinación de “federales” y “municipales”.

Como son no son originarios de allí, es menos probable que los nuevos policías tengan vínculos con el cártel. La mayoría de los lugareños que solían trabajar como policías municipales ha dimitido y es fácil ver por qué. Estefani, una policía de Celaya que no quiso dar su apellido por razones de seguridad, escapó por poco de un ataque cuando conducía hacia su trabajo a principios de 2023. Al parecer, el cártel conocía su ruta.

“Me tocó el auto en un semáforo (en rojo) y pues nada más vi dos tipos en una moto y me dispararon”, refirió Estefani. “Fueron tres impactos. Tuve uno en la cara del lado izquierdo. Tengo mis cicatrices, la bala se quedó en mi cuello”.

Mientras la sangre corría, caminó hasta una clínica. Los médicos lograron estabilizarla. Es una escena muy frecuente.

“En la actualidad las agresiones que hemos recibido han derivado precisamente de motociclistas. Siempre son dos personas (con) vestimentas negras. Entonces ya es como una particularidad”, dijo un policía quien habló bajo condición de anonimato por razones de seguridad.

Los agresores suelen ser hombres jóvenes, quienes a menudo portan un fusil AR-15 sin la culata para hacerlo más corto. La policía de Celaya ahora desconfía de las motocicletas.

Un par de residentes, quienes no quisieron dar sus nombres por temor a represalias, hablaron despectivamente de los “fedepales” a quienes acusaron de marcar el alto a motocicletas para comprobar si son vehículos robados y luego llevarse las motos.

Pero durante un recorrido junto con policías que realizaban controles de rutina a las motocicletas, otros residentes los saludaban amistosamente.

Visiones encontradas

A López Obrador le gustaría depender más de los militares, quiere entregar el control de la Guardia Nacional al Ejército, pero al mismo tiempo no quiere que las tropas se enfrenten directamente a los cárteles. Eso ha dado lugar a escenas extrañas.
 
Por ejemplo, en el vecino estado de Michoacán, un camión de la Guardia Nacional o del ejército puede patrullar por una tienda de abarrotes, pero en la tienda todo cuesta un 40% más de lo normal porque su dueño es forzado a pagar dinero por protección al cártel local.

La Guardia Nacional no arresta a sospechosos ni investiga delitos. Al igual que el Ejército, principalmente obedece órdenes y arresta a los delincuentes sólo si son sorprendidos en el acto.

Celaya, inusual entre las policías municipales, hace su propia labor de inteligencia e investigación.

“¿De qué sirve ver soldados y Guardia Nacional en la calle si no hacen nada? Nada más ponen el listón amarillo ya que pasó algo”, dijo Amadeo Hernández Barajas, un agricultor en Acámbaro, un pueblo al sur de Celaya. Agregó que el cártel obliga a muchos agricultores a pagar un impuesto por cada tonelada de maíz producida.

Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial de Morena para las elecciones del 2 de junio, promete apegarse al enfoque del actual mandatario.

“Atenderemos la seguridad desde la perspectiva de atención a las causas y de la cero impunidad”, dijo Sheinbaum en su primer acto de campaña. “No nos vayamos con esas ideas de ‘la mano dura’. No, eso no es de nosotros”.

La noción de que los cárteles se quedarán sin reclutas a medida que los programas gubernamentales de becas y capacitación brinden a los jóvenes otras oportunidades parece muy lejana. Los grupos criminales han comenzado a reclutar sicarios más jóvenes, así como combatientes experimentados de Sudamérica y el norte de México.

Rivera Peralta indica que la mitad de todos los sospechosos arrestados en Celaya tienen ahora entre 14 y 24 años. También han capturado a pistoleros de Los Escorpiones, un grupo criminal con base en la ciudad fronteriza de Matamoros, y a varios exguerrilleros de Colombia.

Xóchitl Gálvez, la candidata presidencial de oposición, adopta un enfoque diferente. Se compromete a duplicar el número de soldados de la Guardia Nacional, pero también a restablecer la financiación para la formación y el equipamiento de las fuerzas policiales locales.

“No podemos tener policías que nos cuiden si no cuidamos a nuestros policías”, dijo en el lanzamiento de su campaña.

Por su parte, la policía de Celaya confía en “el hombre de la torre”, un puesto de tiro que está soldado a la caja de una camioneta pickup. La “torre” tiene un rango de visión más alto y más amplio para que el oficial en su interior detecte cualquier ataque que se avecine —con un fusil automático Galil.

Un policía dijo que él era su primera línea de defensa; la punta de lanza para resistir cualquier ataque.

RSV

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Associated Press es una organización de noticias global independiente dedicada a informar hechos.

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